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10 – La pedrada
LA PEDRADA Jose Maria Gabriel y Galan I Cuando pasa el Nazareno de la túnica morada, con la frente ensangrentada, la mirada del Dios bueno y la soga al cuello echada, el pecado me tortura, las entrañas se me anegan en torrentes de amargura, y las lágrimas me ciegan, y me hiere la ternura… Yo …
09 – La nacencia
LA NACENCIA – Luis Chamizo Trigueros Bruñó los recios nubarrones pardos la luz del sol que s´agachó en un cerro, y las artas cogollas de los árboles d´un coló de naranjas se tiñeron. A bocanás el aire nos traía los ruídos d´alla lejos y el toque d´oración de las campanas de l´iglesia del pueblo. Ibamos …
08 – Salve bandera
SALVE, BANDERA Salve, bandera, tu vista mi corazón enajena. De mi patria, noble insignia, del soldado, rica prenda. Sol pequeño, más mi amor abarca tan grande esfera, que dudo si en él cabrían los amores de esta tierra. Tu eres grande, yo pequeño, mas, al mirar tu grandeza, el corazón se me ensancha y morir …
07 – El piyayo
Rafael Flores Nieto, además de cantaor y guitarrista flamenco era vendedor ambulante, de peines. Pasó por Cuba (de ahí la cadencia a guajira de sus tangos), estuvo en prisión y muchas otras anécdotas que se alinean entre la realidad y la leyenda. Este poema que José Carlos de Luna Sánchez dedica a este personaje único …
06 – Estaba la madre piadosa
Himno del s. XIII atribuido a Jacopone da Todi. Oración-meditación sobre los siete dolores de la Virgen María bajo la Cruz. Se asocia en particular con el Vía Crucis. ESTABA LA MADRE PIADOSA La Madre piadosa estaba junto a la cruz, y lloraba mientras el Hijo pendía, cuya alma triste y llorosa, traspasada y dolorosa, …
05 – El embargo
EL EMBARGO – José María Gabriel y Galán Señol jues, pasi usté más alanti y que entrin tos esos, no le dé a usté ansia no le dé a usté mieo… Si venís antiayel a afligila sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto! ¡Embargal, embargal los avíos, que aquí no hay dinero: lo …
04 – Salmo de la tierra y el hombre
SALMO DE LA TIERRA Y EL HOMBRE – José María Valverde Donde muera la nieve sin la huella del hombre, donde el viento no sepa lo que es un cuerpo en pie, donde llueva la luna sin ojos que la beban, donde canten los pájaros sin que los oiga nadie. Donde el suelo esté virgen …
03 – Guadalcanal
Una de las cosas que le encantaba a Abelardo era hacernos soñar, y en los festivales, en los campamentos, en la montaña, en lugares en los que no podía llegar la luz, él encendía la potente luz de su cámara y nos narraba historias, nos contaba chistes, cantaba canciones. Pero entre todos los militantes, de …
02 – No me mueve, mi Dios
NO ME MUEVE MI DIOS PARA QUERERTE – Anónimo s.XVI No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, …